viernes, 15 de agosto de 2008

En el vacio de mi cerebro
miles de neuronas muertas,
ahogadas por el humo de los días.
El humo que me seda en las noches de frías.
El que me calma el hambre durante el día,
pero me consume todos los días.
Me libera de esta prisión en la que vivo cada día.
Esperando el día de mí muerte.

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